Textos de acceso libre
Lógica, matemática y analistas Well Formed
Dr. Pablo Amster *
El tema de la formación requiere el mayor de los cuidados. Cuando Grandgousier reconoció el admirable entendimiento de su hijo Gargantúa, tomó el ejemplo de Filipo y resolvió buscar un
...hombre sabio que le adoctrine según su capacidad.
Comenzó entonces a educarlo un gran doctor sofista que le enseñó la charte, para luego inducirlo a leer
el Donato, el Faceto, el Teodoleto y el Alanus in Parabolis,
y así llegó a los trece años, seis meses y dos semanas.
Tras unos años de estudios prolíficos, su preceptor murió:
En mil cuatrocientos veinte murió
del mal venéreo que le entró.
Un hecho tan lamentable forzó al esmerado padre a buscar otro maestro, que lo instruyó en
el Huguitio, el Grecismo de Hebrard, el Doctrinal de las Partes, el Quid est, el Supplementum, el Mamotreto de Moribus in mensa servandis; Séneca De quator virtutibus cardinalibus; Passavantus cum commento y el Dormisecure, en los días festivos. Y muchos otros de la misma calidad.
Sin embargo, el resultado de tal educación no fue exactamente el esperado:
Después de tales lecturas, quedó tan sabio como antes de comenzarlas.
Vale la pena recordar que la experiencia tomó por fin un buen rumbo, llegando Gargantúa con el tiempo a ser un respetado señor, padre del gran Pantagruel. Para ello bastó con que se encontrase al tutor apropiado, el renombrado Ponócrates, quien elaboró un concienzudo plan con el objeto de aprovechar todas las horas del día. Por cierto, su primer cometido consistió en animar al joven a
olvidar cuanto había aprendido con sus antiguos preceptores, como hacía Timoteo con aquellos de sus discípulos que habían estudiado antes con otros maestros...
Hay que ver cómo una intervención en el momento oportuno es capaz de poner fin a una cadena de repeticiones, o mejor dicho una serie.
La formación: un asunto formal
En Estudio en Escarlata, texto inaugural de sus escritos, el Dr. Watson esboza un minucioso documento que nos deja en claro qué es lo que hace a la formación del detective:
Sherlock Holmes - Área de sus conocimientos
1. Literatura .................................... Cero.
2. Filosofía ...................................... Cero.
3. Astronomía ................................. Cero.
4. Política ....................................... Ligeros.
5. Botánica ...................................... Desiguales. Al corriente sobre la belladona, opio y venenos en general. Ignora todo lo referente al cultivo práctico.
El informe de Watson no excluye aspectos tales como la anatomía (conocimientos exactos, pero no sistemáticos...), ni la sugerente observación de que su examinado
posee conocimientos prácticos de las leyes de Inglaterra
Señalemos finalmente el ítem 11:
Experto boxeador y esgrimista de palo y espada.
En El Seminario sobre 'La carta robada', texto inaugural de sus Escritos, el Dr. Lacan esboza un minucioso estudio de un texto detectivesco que hace a la formación del analista, al que acompaña con una descripción también minuciosa de los sistemas sintácticos generados a partir del azar de una inocente moneda:
El Sistema {+, - } , que se transcribe al Sistema 1-3, que se transcribe al Sistema .
De este modo establece sus famosas redes y tablas de repartición, que permiten al no-incauto determinar con precisión aquel conjunto de palabras que en el Seminario 2 Riguet denomina palabras WF: palabras bien formadas (well formed), que obedecen a las reglas de la sintaxis. Es de pensar, pues, que el analista bien formado debe poseer conocimientos prácticos de las leyes, no de Inglaterra pero sí de la sintaxis, que lo lleven a estar un poco "al corriente" sobre temas que conciernen a los matemáticos: lenguaje, interpretación y lógica en general. En el fondo, no es necesario que el analista sea un experto boxeador y esgrimista de palo y espada, aunque parece más que recomendable que emprenda algunos estudios no sistemáticos, pero exactos sobre temas tan esenciales como Lógica, Topología y Teoría de Conjuntos. Temas que constituyen la base de aquello que conocemos como ciencias formales.
La ciencia de la abducción
El capítulo mencionado en la sección previa, La ciencia de la deducción, nos brinda algunos elementos que vale la pena comentar. Al comienzo, Watson se hallaba completamente desorientado con respecto a la profesión de su nuevo amigo, hasta que llegó a sus manos un singular artículo en donde el autor deslizaba un buen número de afirmaciones audaces, v.g.
Quien se guiase por la lógica podría inferir de una gota de agua la posibilidad de la existencia de un Océano Atlántico o de un Niágara sin necesidad de haberlos visto u oído hablar de ellos...
La ciencia de la educación y el análisis, al igual que todas las artes, puede adquirirse únicamente por medio del estudio prolongado y paciente, y la vida no dura lo bastante para que ningún mortal llegue a la suma perfección posible en esa ciencia.
Cabe mencionar que la primera reacción de Watson fue en cierto modo una resistencia; más precisamente, una franca acusación de bavardage:
- ¡Qué indecible charlatanismo! - exclamé, dejando la revista encima de la mesa con un golpe seco- . En mi vida he leído tanta tontería.
Puede argüirse, en favor del doctor, que se hallaba todavía un tanto débil por los efectos de sus heridas y fatigas en la dura campaña afganistana; como sea, es necesario admitir que mucho tenía aún por aprender de los métodos propuestos por el responsable de tanta tontería, en el que hasta el más incauto de los lectores reconoce de inmediato al misterioso Mr. Holmes. Cuando éste confiesa el carácter de su actividad, Watson no puede menos que mostrarse fascinado ante la presencia de un auténtico detective, comparable a aquellos que tanto había admirado en la literatura policíaca. Sin embargo, ésto no constituye una lisonja para Holmes, que se apresura a marcar las diferencias:
...en mi opinión, Dupin era un hombre que valía muy poco. Aquel truco suyo de romper el curso de los pensamientos de sus amigos con una observación que venía como anillo al dedo, después de un cuarto de hora de silencio, resulta en verdad muy petulante y superficial. Sin duda que poseía un algo de genio analítico; pero no era, en modo alguno, un fenómeno, según parece imaginárselo Poe.
Más implacable aun se muestra con otro de los clásicos del género, el famoso Lecoq, si bien termina reconociendo que en su ejemplo es posible todavía hallar alguna enseñanza:
Yo habría sido capaz de conseguirlo en venticuatro horas. A Lecoq le llevó cosa de seis meses. Podría servir de texto para enseñar a los detectives qué es lo que no deben hacer.
Vamos a repasar un poco las ideas principales del método, cuya primera etapa consiste en un prudente acopio de elementos:
Es una equivocación garrafal el sentar teorías antes de disponer de todos los elementos de juicio, porque así es como éste se tuerce en un determinado sentido,
para el que resulta aconsejable no escatimar esfuerzos,
Afirman que el genio es la capacidad infinita de tomarse molestias - comentó, sonriéndose- . Como definición, es muy mala; pero corresponde bien al trabajo detectivesco.
En cuanto a la lógica empleada, o más bien la retórica, el lector podra reconocer algún parentesco con el Freud de Construcciones en Psicoanálisis:
Si se atrapa al hombre, eso habrá ocurrido gracias a sus esfuerzos; si se nos escapa, eso habrá ocurrido a pesar de todos sus esfuerzos. Si sale cara, gano yo, y si sale cruz, pierde usted.
A grandes rasgos, podemos decir que el parentesco es mayor de lo que puede sugerir una primera aproximación. La clave se encuentra en el concepto introducido por Peirce que también interesó a Lacan: la abducción. Tanto el artículo de Freud como el de Holmes se basan en dicha forma no lógica de razonamiento, consistente en inferir la causa del efecto, vale decir: a partir de una conclusión, ir hacia atrás en la cadena para elegir una de las posibles premisas.
El gran factor, cuando se trata de resolver un problema de esta clase, es la capacidad de razonar hacia atrás. Esta es una cualidad muy útil y muy fácil, pero la gente no se ejercita mucho en ella. En las tareas corrientes de la vida cotidiana resulta de mayor utilidad el razonar hacia adelante, y por eso se la desatiende. Por cada persona que sabe analizar, hay cincuenta que saben razonar por síntesis.
El término "abducir" viene en realidad de abrir. Pero no es cuestión de abrir por cualquier lado: cuando el detective analiza los elementos se muestra siempre atento a
encontrar ese punto débil que mi infortunado amigo consideraba el arranque de toda investigación...
Se ve así que cualquier falla es capaz de dejar al desnudo la intimidad de la estructura.
Para concluir este trabajo destacaremos un aspecto esencial de la formación, el ejercicio de la mirada:
- Ya sabe ud, Watson - dijo- que una de las maldiciones de una mente como la mía es que tengo que mirarlo todo desde el punto de vista de mi especialidad. Usted mira casas dispersas y se siente impresionado por su belleza. Yo las miro, y el único pensamiento que me viene a la cabeza es lo aisladas que están, y la impunidad con que puede cometerse un crimen en ellas.
El párrafo nos muestra a un Holmes entregado por completo a su arte, capaz de eliminar los elementos innecesarios para formular un único pensamiento. Los pensamientos que a nada conducen no llegan siquiera a formularse, condición necesaria para quien aspire seriamente a ser un detective WF.
Referencia bibliográfica
Este texto ha sido publicado en "Cada vez, en el país del psicoanálisis lacaniano" (Editorial Fundación Ross, Rosario, 2001), publicación especial de la Biblioteca de la Escuela de la Orientación Lacaniana, Sección Rosario, en homenaje al 100º aniversario del nacimiento de Jacques Lacan.
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