Textos de acceso libre
La vida por delante
Dr. José Cukier
Generación intrapsiquica de un espacio para el nieto
1-Presentación del tema.
La observación clínica de pacientes senescentes, demuestra con llamativa frecuencia, la aparición de un espacio mental en el cual se desarrolla la fantasía de tener un nieto que va cobrando fuerza hasta convertirse en un deseo, a veces imperativo.
En ésta comunicación me propongo justificar metapsicológicamente ésta posición y proponer además el siguiente interrogante: dentro de los esquemas congénitos adquiridos por vía filogenética, Freud,(1918b), que conforman el núcleo del inconciente, ¿podríamos incluir un esquema hereditario referido a una pulsión, deseo y relación del abuelo con el nieto? Un esquema que puede encontrar su plasmación en la exterioridad, pero aunque así no fuere, se genera intrapsíquicamente y por proyección busca apoyatura en un objeto contingente.
Aparece en la senesencia una lógica en la cual se renuncia al narcisismo omnipotente, reconociendo necesidades y limitaciones. Es lógica porque requiere de la anterior para aparecer, respetando una secuencia evolutiva. En "Tres ensayos sobre teoría sexual", (1905d,) Freud, refiriéndose al desarrollo temporal dice que "[...] la secuencia en que son activadas las diversas mociones pulsionales [...] parece filogenéticamente establecidas [...]". Se instalan vínculos y nuevas relaciones intergeneracionales. Es el padre que se retira dando lugar a los jóvenes y les aporta su experiencia, o el espacio intrapsíquico para dar cabida a los nietos, complementándose las necesidades de la lógica infantil con la lógica a la que retorna el senescente.
En "Más allá del principio del placer", (1920g,? Freud supone al cuerpo, constituído por células que para sobrevivir y reproducirse, requieren unirse con otras diferentes. De otra manera, muere por sus propios residuos tóxicos; éstos a su vez, son tróficos para los grupos diferentes. Las diferencias, crean tensiones comandadas por Eros y que crean complejidades. En éstas, circula energía, y la reproducción se mantiene, creando ejemplares similares, a la orden de la pulsión de conservación de la especie.
Todo esto, se opone a la inercia, comandada por Tanatos. En los vínculos entre personas, tiene vigencia la necesidad de neutralización recíproca de los excesos y de la expulsión del resto fuera, la protección de las fronteras comunitarias; la perpetuación de sus componentes; el cuidado contra los intrusos. Todo ello, asegura la cohesión libidinal, cohesión que sustenta el desarrollo y las mayores complejidades. En fin, que siguiendo éste modelo aparece en el abuelo la necesidad de dar y requiere del nieto que necesita recibir, complementándose ambas lógicas. -¿Es la creación del espacio mental para el nieto, de naturaleza instintiva propia de la especie?
En tanto conjunto de contenidos heredados, lo inconsciente puede ser entendido como un saber, una preparación para entender, en que el empuje pulsional promueve un esfuerzo para que el aparato psíquico relacione a las vivencias y sus residuos (las huellas mnémicas) según ciertos conceptos, juicios y razonamientos.
Tal vez estos esquemas, este saber preexistente, pueda equipararse con una Gestalt que deriva de las lógicas con que opera el proceso anímico. Freud se refirió a lo inconsciente como "una actividad mental primitiva", y por ello como un modo de procesar, de reordenar y distingue, pues, dos tipos de saber: el de la información de origen instintivo, que predetermina desenlaces psíquicos individuales, y otro, adquirido, correspondiente a formas de pensamiento en que la herencia podría ser cultural. Freud sostuvo que existe una relación entre las vivencias individuales y las matrices filogenéticas. Esta relación es de complementariedad. El factor constitucional tiene que aguardar a que ciertas viviencias lo pongan en vigor; el accidental necesita apuntalarse en la constitución para volverse eficaz. En la mayoría de los casos es posible imaginar una "serie complementaria", según se la llama, en la cual las intensidades decrecientes de un factor son compensadas por las crecientes del otro, pero no hay fundamento alguno para negar la existencia de casos extremos en los cabos de la serie.
Lo que tenemos aquí, dice Freud, no es sino una de las tan a menudo mencionadas relaciones de complementariedad; en verdad, es la más extraña de todas las que hemos conocido.
Y entonces formulo mi interrogante ¿No habrá también una determinación instintiva que permanece latente y hace su aparición en la senescencia activado por una moción temporal. Que puede o no encontrase con la vivencia, con el nieto de la realidad exterior?. Freud, (1918b,) p.110, dice que el factor hereditario es admisible, "[...] cuando el psicoanálisis, obedeciendo al correc-to itinerario de instancias, cae sobre la pista de lo heredado tras irrumpir por el estrato de lo adquirido individualmente [...]". ¿Podemos admitir como imperativos categóricos, como impresiones de la cultura, el deseo del nieto?, y en éste caso ¿ésta razón adquirida no será la expresión de la pulsión de autoconservación? Freud,(1918b), sostiene que el instinto tiene su influencia sobre los componentes de la vida sexual. Pero en todo caso el imperativo es el procesamiento del fragmento de la conservación de la especie integrante de Eros.
Comenzando como espacio psíquico se manifiesta luego con mayor vitalidad, (¿una pulsión?) y necesita de un objeto en la realidad para satisfacerse. O bien puede transmudarse en creatividad o sublimación, acorde a la disposición de cada cual.
Surgen los nietos intelectuales, (políticos, artísticos, científicos). Asi como al nacer aparece una pulsión de dormir, Freud, (1904b), ¿con el comienzo de la noción de finitud aparecería el deseo del nieto? O quizá el estrechamiento pulsional adquiere otra cualidad y la llamamos pulsión por el nieto, que denuncia a veces por su caracter pasional, que las fuentes no están agotadas. Es más, dice Freud, (1910c,) p. 124, que "[...] durante los primeros años de cumplidos los cincuenta [...] no es raro que en el hombre la libido aventure todavía un enérgico empuje [...] estratos todavía más profundos de su contenido anímico se vuelven otra vez activos [...] en la oscuridad de la vejez que se aproxima [...] su intelecto (se refiere a Leonardo), ya se había remontado hasta los supremos logros de una cosmovisión que dejaba atrás a su época [...]". Esta cita es para sustentar la posibilidad del advenimiento una nueva cosmovisión en la senesencia, que incluye la necesidad religiosa, el sentimiento oceánico, y la necesidad del nieto. Este se incluye en una representación grupo más complejas y abarcativa, que exige el desarrollo de ciertas funciones intrapsíquicas, que se refieren a un operador que conduce al yo de un tipo de configuración social más simple a otra más elaborada. Este es el papel de los iniciadores. Más bien podríamos inclinarnos a pensar que el proceso psíquico generado por el instinto, se desarrolla de manera independiente a la vivencia, y que el esfuerzo exige un reordenamiento de los estratos mnémicos y con ello el desarrollo de nuevas lógicas que serán conquistadas por el yo, (1920g.)
El espacio para el nieto, ¿develamiento instintivo?.
Con el desarrollo, cada estrato mnémico reordena a los anteriores de un modo más complejo, en una teoría basada en la contrucción, Los criterios lógicos que imponen el reordenamiento pueden atribuirse en parte al instinto y en parte a la construcción.
Es consecuencia de una elaboración de traumas imbricada con las actividades derivadas del empuje pulsional.
El vínculo con el nieto se presenta primero como relación intrapsíquica del yo con las representaciones, y sólo luego con personas del medio. En nuestro caso, puede expresarse como la simpatía o la "adopción" de nietos sustitutos, o el despla-zamiento en derivados como por ejemplo los animales domésticos.
Se trata de representaciones preconscientes, que tienen el valor de una transacción entre los deseos edípicos revertidos, del narcisismo y de la conservación de la especie. Luego, por proyección, busca plasmarse en el mundo. Otros niños ajenos, pueden operar como una suerte de "iniciadores". De la misma manera que nuestros años infantiles, en que jugabamos con muñecos que sustituían el deseo de tener niños, estos nietos iniciadores nos encaminan hacia el nieto propio. El concepto de los inciadores Freud lo mencionó fragmentariamente en varios trabajos, (1905e, 1908e, 1910h, 1918a, 1928b.)
Este iniciador al nieto, ofrece una transacción entre la necesi-dad y la frustración de la realidad. Los remanentes de libido genital despertada, invisten la representación del objeto, para luego buscarlos en la exterioridad.
Generación intrapsiquica de un espacio para la muerte
En su trabajo de la escisión del yo...", (1940e [1938]), que fué terminado el 2 de Enero, y preguntándose sobre el costo de la desmentida recurrió a un dicho "[...] como se sabe solo la muerte es gratis [...]", p.275, referencia al territorio final de la vida individual.
El 22 de Agosto de 1938, en "Conclusiones ideas y problemas", (1941f [1938]) dice; "[...] Mística, la oscura percepción de sí del reino que está fuera del yo, del ello [...]", p.302, El 16 de Noviembre de 1938, escribió "Antisemitismo en Inglaterra", (1938c), y cita un dicho en francés; "El ruido es para el fatuo/la queja es para el tonto/el hombre honesto engañado/se va sin decir palabra.", p. 303. Referencia a las posibles alternativas de despedirse de la vida; engreimiento, rezongo, honesto silencio.
Se inicia, en la tercera edad el contacto del yo con su núcleo en el ello, el acceso al componente letal, a la pulsión de muerte. De igual manera que en la mística, se progresa en el encuentro con esa nada. Freud afirma que en el origen, el yo aún no se halla separado del ello, (1923b), y en ese momento el yo solo tiene conciencia del ello.
El mundo de las percepciones aún no está investido y no se han constituído las huellas mnémicas.
Para que el yo, tenga conciencia del ello, necesita de un contexto empático para que la magnitud pulsional no resulte aniquilante para lo anímico.
Se inicia una posición, en la cual en lugar de privilegiarse lo del mundo, se exalta el enlace con los procesos pulsionales, con el núcleo de lo vital.
Los vínculos con el mundo se procesan según el sentimiento oceánico, Freud, (1930a),
parecida a una fase temprana del sentimiento yoico, del restablecimiento del narcisismo sin límite.
La unión con el ello es proyectada en el exterior. Se genera una exterioridad temporo espacial Por proyección, un espacio anímicamente habitable, nuevo, pero que siempre estuvo, que va preparando el camino hacia momento final de la vida. Al abrigo de un superyo amparador, heredero de los primeros vínculos, se va transformando el territorio ajeno en familiar. Este camino se acerca asombrosamente a los comienzos.
El camino a la sabiduría.
La capacidad para reconocer la finitud de la existencia, y aceptando la pena que este descubrimiento produce, es quizá, el logro psicológico más grande.
Cuando se alcanza la certeza de la muerte, el sentimiento oceánico inicial, que se experimenta de manera pasiva y transitoria, se trasmuda en un sentimiento cósmico, Kohut, (1969).
Este es perdurable, creativo y resultado de una actividad del yo.
Finalmente, y solo a veces, se atisba el camino a la sabiduría.
Esta implica la aceptación de los límites de las capacidades físicas, intelectuales y emocionales, en una síntesis. Una amalgama de adquisiciones cognitivas, con el enriquecimiento que acompaña a la renuncia de los ideales narcisistas, apoyado en la firme convicción de un sistema de ideales.
Volver al índice |