Textos de acceso libre
La escucha de la noche a la luz del día
Susana Sifrán, Mariana Morgheinstern y Eduardo Lalo
Agalma, de San Juan de Puerto Rico
Este trabajo fué presentado por los miembros de "Agalma" Centro de Investigación y Clínica Psicoanalítica de Puerto Rico el 4 de agosto de 2002, en las Jornadas de la Nueva Escuela Lacaniana en Medellín, Colombia.
Existe para nosotros y para ustedes la tentación del Sol. Se puede hablar de una ciudad del trópico y decir todos sus tópicos: esgrimir como barreras las tarjetas postales de ciertos códigos: playa, monte, sol, baile, botella, baraja, percibiendo apenas que estas son las miradas que reciben la realidad como una sonrisa, ejerciendo un simulacro de decires, ocultando quizás el otro trópico, su significado mas pleno.
Como analistas, preferimos hablar de la noche, de ese silencio, que como todo silencio no es mudez ni afasia, sino la huella, la plástica, la cuarta dimensión de la palabra, del lenguaje; la prueba más contundente de que es imposible callar el lenguaje. Como Lacan ha sugerido, cuando el sujeto calla, la pulsión comienza su labor.
¿Será porque la noche propicia lo íntimo, lo de a dos, la irrupción de lo animal?
La noche como otra cara. El mundo se transforma en otro mundo, al librarse del ajetreo cotidiano, al entrar en el silencio y la oscuridad, paradójicamente, el mundo se escucha diferente. La escucha de lo no evidente, la escucha de lo que no se puede ver ni mirar. Soledad.
¿Acaso la pulsión no es una demanda silenciosa, un decir del no decir que dice una verdad que no está diciendo? ¿No es la huella vacía del lenguaje el lenguaje?.
La palabra y el silencio danzan alrededor de la muerte. Freud ya nos anunció que la Pulsión de Muerte trabaja en silencio.
"Agalma",es un centro psicoanalítico que nace en Puerto Rico , en San Juan de Puerto Rico, ciudad caribeña y latinoamericana, capital de un país. Nacionalidad que para todo puertorriqueño es incuestionable, aunque hasta el día de hoy, para generaciones de isleños, ha sido imposible construir como un destino sancionado por su propia ley, más allá de las dependencias y de los amos.
Podríamos hablar, tal vez de la preeminencia de la imagen, de la tarjeta postal, de la influencia norteamericana, del colonialismo. De las evidencias que nos separan y singularizan. Pero si bien en el silencio está la palabra, en la palabra está el silencio, esa noche ...
Acerca de los ideales y la palabra que se calla
Los estandartes de una nacionalidad tienen que ver con aquello que la representan como tal, en imágenes o en símbolos. El himno nacional viene a expresar en palabras un decir común del pueblo, que levanta su voz como un grito, sobre un telón de silencio, anunciando una voluntad, un ideal. El Himno Nacional Puertorriqueño habla del sol, del mar y de la belleza. No trasciende la imagen, la descripción, no anuncia ningún acto. Pero sucede que este no es el himno original. El "verdadero’, que tiene la misma melodía, data del siglo XIX, relata la actitud de un hombre que levanta el machete y expresa la voluntad de asumir un destino de libertad. Este himno, como todas las insignias, como muchas palabras fue prohibido, primero por los españoles y luego por los norteamericanos El que hoy se canta, esa tarjeta postal que perpetúa el coloniaje y que pretende poner un dique al flujo de la acción, privilegia el silencio.
¿Un himno nacional podría acallar al sujeto del inconsciente?
El discurso puertorriqueño está plagado de significantes impronunciables y de palabras que al enunciarlas se expresa la ausencia de lo dicho. Se habla hasta por los codos y se dice poco: una interminable cadena metonímica que rodea y rodea lo inabordable.
Detrás de la exuberancia verbal yacen las soledades...
Multitudes en los centros comerciales se regodean hasta el exceso en la adquisición de lo barato, lo caro y lo rápido. Por la ropa blasonada con su marca, por los transistores y luces. Apuestas inconscientes que pretenden olvidar lo que no se conoce.
Desafío interesante para el Psicoanálisis que cura con la palabra.
Imperio del goce
Freud plantea que en la vida anímica del individuo aparece integrado el otro como modelo.
Pero ¿qué ocurre cuando los modelos y los ideales comienzan a derrumbarse? El resultado parece ser que esta mezcla homogénea de personas adquiere su valor nada más que por su numerosidad disipándose la posibilidad de la diferencia. El individuo se funde en la unidad, borrándose cualquier adquisición individual, desapareciendo el sentido de la responsabilidad que permite las represiones de las tendencias inconscientes (1).
Freud, citando a Le Bon, dice que el individuo se pierde en la omnipotencia y el poder que le da la multitud, convirtiéndose en esclavo de toda actividad inconsciente. La voluntad y el discernimiento queda abolido, se convierte en un autómata sin voluntad (2).
Da la impresión que el ser humano regresara a un estado de puro organismo, se cosificara en una relación que podríamos llamar primitiva, simbiótica, entre el hombre y la masa. Relación fusional que no permite dudas ni incertidumbres. Freud postula: "Las multitudes no han reconocido jamás su sed de verdad, piden ilusiones frente a las cuales no se puede renunciar" (3).
Entonces existiría una imagen totalizadora que subyuga el deseo, dejando al sujeto callado, mudo, fascinado por la densidad de las imágenes.
Freud, en "Malestar en la cultura" dice que la cultura se estructura vía la ética del Superyo, y que ella consiste en "ceder a su deseo", renunciando, de este modo, a la satisfacción pulsional que se impone al sujeto para poder vivir en la civilización. Pero sucede que esa renuncia refuerza las exigencias del Superyo. Al respecto Miller señala que el resorte del malestar mismo es esa "terapéutica" del malestar en la cultura que tiene que ver con la "renuncia a un goce suplementario o plus de gozar, en separarse de ese objeto, en producirlo" (4).
El circuito del Superyo es el movimiento constante por el cual el sujeto se apropia de su goce suplementario.
Con el auge del discurso capitalista se restablece el circuito del Superyo: se goza consumiendo. En este falso discurso el sujeto dividido y el objeto están conectados. Se trata de un falso discurso porque el sujeto no hace lazo con ningún otro, porque el objeto a tapona la falta.
"Lo que hace perverso al Superyo como voluntad moral o de goce y lo instala en el corazón de la cultura es el movimiento perpetuo que lo anima" (5).
El discurso funciona como barrera a este movimiento al infinito, como principio del lazo social, porque limita el circuito del Superyo, que goza de la renuncia del goce. Miller plantea que el psicoanálisis provee a la civilización una vía para romper con este mecanismo perverso.
Psicoanálisis y globalización en el Caribe
El puertorriqueño superado por el discurso amo del colonialismo e intoxicado por las soluciones médicas, intenta, sin saber cómo, escapar al entrampamiento de los espejos, espejos que le devuelven la nada.
Comos analistas estamos "despiertos" (6) según nos alerta Eric Laurent, atentos a denunciar aquello que anula al sujeto y que a la vez se presenta como una tentación: terapias de diez sesiones para alcanzar la felicidad, pastillitas milagrosas que aumentan el coeficiente intelectual o liberan al hombre de sus sufrimientos.
La globalización achica las distancias, borra los límites, hace de individualidades un Uno absoluto. El sujeto achatado intenta ilusoriamente encontrar su lugar, un lugar desdibujado por el avasallamiento del discurso capitalista, como lo adelanta Lacan en 1972 (7).
El Sujeto se desvanece en el número del Seguro Social que a la vez es evidencia de la falla en la comunicación, ya que no hay un"seguro" que nos acoja en lo social.
¡Cuántas formas diferentes de anular al Sujeto! De silenciar la palabra. De fomentar la mudez, privilegiando la imagen porque no se presentan más opciones.
En esta realidad se posiciona "Agalma" y esta realidad toma posición ágalma. Inmersa en la circulación de los significantes, contribuye a la existencia del psicoanálisis."Agalma"establece su silente escucha nocturna, propiciando la creación de un ámbito de pasión (8).
Singularidad compartida
¿Es esta la realidad exclusiva de los puertorriqueños? ¿O este posicionamiento frente al goce es moneda común?¿Existen verdaderas diferencias entre la noche austral y la del trópico?
¿Puede la marginación del discurso analítico frente a la industria de los fármacos y las doctrinas organicistas, frente a tantos discursos del amo que se viven en la postmodernidad puertorriqueña no ser sino el anuncio de un futuro(o acaso acercamiento crítico a un presente) que invade a un continente cuya cultura e instituciones analíticas son ya víctimas de los desplazamientos fálicos de las tecnologías, del Banco Mundial, el capitalismo salvaje y la globalización unidireccional?
Tal vez el himno colombiano, el peruano, el argentino, el venezolano, están comenzando a ser una cadena de imágenes descriptivas: las palabras opacas, que enuncian pero que ya no dicen, la huella muda de una huella que, por supuesto, siempre estuvo vacía.
¿Acaso, ahora, más que antes, es posible darse cuenta?
¿Qué consecuencias trajo silenciar el himno puertorriqueño del siglo XIX?
Palabra y silencio. El goce de la palabra, pero también el goce del silencio.¿Qué establecen esos goces, qué impotencias delimitan? El psicoanalista en la ciudad moderna y latinoamericana, defendiendo una ética en un mundo de fuerzas que siempre lo rebasan, pero ante las cuales está alerta y denunciante y por sobre todo, no se rinde ante estos "impases de la civilización", sino que intenta dar respuestas a ellos.
Da lo mismo en cualquier parte, nos hayamos dado cuenta o no, de que nuestros himnos responden cada día más al brillo fálico de nuestras palabras vaciadas, de nuestros silencios, pero también de nuestro deseo de escuchar la noche a la luz del día.
Bibliografía
- Freud, S., "Psicología de las masas y Análisis del yo", Ed. Biblioteca Nueva, pág. 2565
- Idem, pág. 2567
- Idem, pág. 2570
- Miller, J.A., "El banquete de los analistas". Cap. "La clínica de la civilización"
- Laurent, E., "El analista ciudadano", artículo presentado en "Noticias de Medellín"
- Miller, J.A., "El banquete de los analistas", pág. 306
- Lacan, J., Conferencia dada el 12/5/1972 en la Universitá Degli Studio Milano, titulada "Del discurso psicoanalítico".
- Laurent, E., "El objeto de las pasiones" Ed. Tres Haches
- Lacan, J., Seminario XI "Los cuatro conceptos fundamentales", Ed. Paidos
- Freud, S., "El malestar en la cultura", Ed. Amorrortu.
- Najles, A.R., "Clínica de la civilización", El Caldero de la escuela, Número 88.
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