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Polémicas - El psicoanálisis hoy
La "desaparición del psicoanálisis", un deseo de muerte
Alejandra Jalof

A nuestros pacientes que día a día verifican y se sostienen de una práctica viva.

Las resistencias son inherentes al psicoanálisis y nacen con él. Fuera y dentro del movimiento, nada mejor que leer a Freud para asistir a su modo de combatir las propias. Comparado con ello lo demás aburrirá.

Los últimos escritos que han bombardeado el llamado "mundo intelectual" forman parte de una reverberación constante que cada tanto se plasma en algún éxito editorial destinado al olvido.

¿Verdad que mientes cuando hablas?
Que la verdad tiene estructura de ficción es un relevamiento que toma Freud de su clínica y al que denomina realidad psíquica.

Por su parte, la antropología y la historia han dado valor de verdad al mito. La eficacia simbólica no la inventó el psicoanálisis sino el lenguaje, cuestión que Levi Strauss verifica, ni en Francia ni en Argentina, sino en tribus del Amazonas.

La verdad absoluta no es problema de la ciencia sino de algunas religiones y filosofías que aspiran a dicho ideal.

Freud se formó como científico y habló el lenguaje de la época. Su brújula fue aunar la ética a dicha ciencia. Inventó un camino propio sostenido gracias a un incansable espíritu crítico y vigilante de su práctica. Su genio hizo de los tropiezos un campo fértil para la invención y no meros obstáculos a eliminar.

La paradoja del argumento
Si como sostiene el Sr. Borch Jacobsen, Freud hubiera "ajustado" sus descubrimientos a una teoría, nunca la hubiera inventado ni corregido tanto como lo hizo.

Se acusa a Freud de una cosa y de su opuesto: De forzar la teoría para explicar el fenómeno y de cambiar la teoría cuando así lo imponían sus descubrimientos. La objeción entonces, no se dirige al qué sino al quién.

Hay algo que sin duda hubiera incomodado menos a los Jacobsen y cía., y esto es que Freud no hubiera existido o bien que hubiera deslizado su descubrimiento bajo la alfombra.

El alarido parece decir ¡Estábamos tan bien sin inconciente! Cuando éramos amos y señores de nuestro ser. Sí, también estábamos tan cómodos como equivocados cuando creíamos que el sistema planetario giraba alrededor de la tierra.

Hacer de Freud un manipulador, de Lacan un amo y de Anna O un mito es más una defensa que un ataque al psicoanálisis, ya que verifica lo que el psicoanálisis postula sobre el ideal de autonomía del yo y del afecto llamado angustia frente a su inconsistencia.

Esta objeción muestra que la pasión que orienta estas críticas no es la cientificidad sino la ignorancia como modo de desentenderse de la existencia de aquello que perturba.

El argumento de verificación de lo "verdaderamente acontecido" sobre el que se apoyan estas críticas es en el mejor de los casos de una puerilidad abrumadora ya que ni la física ni la matemática resistirían la prueba de verdad aludida.

Lo que molesta a los Jacobsen no es Freud sino el advenimiento del sujeto en la modernidad, que Freud formaliza y subvierte. Como vemos, también se podrá poner a Descartes en la serie de franceses sospechosos.

Hacer público lo privado o las prácticas de la obscenidad
Arremetiendo contra la confidencialidad de la práctica analítica, nuestro encolerizado dinamarqués añora las épocas donde la observación pública reemplazaba la escucha privada.

"¡¿Ni siquiera otro psicoanalista puede asistir a una sesión privada?!" Es una pregunta que no se le hubiera ocurrido ni a mi hijo de once años cuando tenía cinco.

O bien contra lo que constituye el principio fundamental de la práctica, transformado en crítica: "Para Freud, el único modo de formarse era ponerse él mismo en el diván".

No fisgonear por la cerradura el caso de otro, es al parecer un obstáculo y no una virtud del psicoanálisis.

Como el obsesivo enojado que abre una y otra vez la puerta de la heladera para ver la luz apagada, Jacobsen choca contra lo imposible que carga, como el neurótico, a la cuenta de la impericia del Otro.

Tomar medidas
De todos modos los pastores de la objetividad pueden dormir tranquilos ya que la historia ha demostrado, si bien no eliminar, reducir a un mínimo la variable subjetiva.

Hubo -de hecho hay- experimentos "válidos y confiables" en disciplinas de reeducación que cuentan con métodos de medición precisa. Pautados por protocolos estandarizados y seguidos a rajatabla por todos sus operadores por igual, obtienen resultados predecibles. Resultan de extraordinaria utilidad para la obtención de los más recónditos datos sobre la vida de las personas y logran la tan anhelada exposición pública y sin tapujos de sus casos.

Los campos de aplicación que mejor han demostrado la operatividad de estas técnicas han sido Auschwitz, Birkenau, Terezienstaad, los Gulags y Guantánamo, entre otros.

Cabe destacar que también ofrecen datos relevantes sobre la psicología de los operadores en lo que a sometimiento a la autoridad se refiere, tal como nos lo muestra el film "I como Icaro".

Ciertas técnicas de evaluación que hoy se nos proponen como novedosas evocan sin embargo aquellos modelos, vigentes hoy en países desde los cuales se alzan exigencias de que el psicoanálisis demuestre su cientificidad.

Molesto y disfuncional a estos patterns, el psicoanálisis, de haber desaparecido, nada se le exigiría. Más vivo aún para desenmascarar, denunciar y describir dichos procedimientos aún en sus formas más veladas.

Dado que no hay eficacia sin ética sino sólo diligencia disfrazada, frente al empuje de lo social controlado por la técnica hacia prácticas de resultados fáciles e inequívocos, la posición del psicoanálisis es radicalmente otra.

Cuando se elimina el malentendido, cuando la marca es la del número y no la de la letra y las palabras son silencios de piedra sin descanso ni sueños, nos encontramos entonces en la comarca del horror, de una locura individual o colectiva.

Afortunadamente, la eficacia del psicoanálisis, así como la poesía y el amor, seguirá necesitando del secreto, de recuerdos inexactos y preciosos, de la voz modulada; de sujetos que encuentran en ello un modo más deseable y digno de habitar el mundo.

 
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