Textos de acceso libre
El colapso del Ideal del Yo. “El futuro tan ansiado entre la nostalgia y la utopía”
Dr. Luis Nenkies
Buenos Aires, Septiembre de 2020.
Desde su muerte en Londres en 1939, la obra de Freud, ha mantenido su vigencia a lo largo de los múltiples acontecimientos de los últimos 80 años, en medio de seguidores, adherentes y, también, detractores hasta llegar a la cruel pandemia que nos azota, con un recorrido desde la Represión Victoriana hasta la actualidad del Goce infinito y una expansión globalizada.
Su aporte es insustituible en la era del pensamiento complejo y desde esa vigencia es que hemos focalizado nuestro interés a modo de disparador en su trabajo acerca del Ideal del Yo, cuya aparición data de su fundamental artículo “Introducción del Narcisismo” de 1914 y luego su ampliación en la 2da. Tópica.
En dicho artículo Freud describe que a partir del Super Yo como Narcicismo 2º y posterior a la etapa en que el niño se siente como único objeto de amor, en coincidencia absoluta con el espíritu de esta época (Yo Ideal). Dicho Ideal del Yo, consiste en la admiración que profesa el infante por los valores, los mandatos, los proyectos, emanados de sus padres o de referentes admirados lanzados hacia un futuro posible y compartido con los ideales colectivos.
Nuestro propósito es señalar el eclipse de ese Ideal no solo en situaciones límites y terminales como en esta Pandemia infinita sino, sobre todo, en la época de la economía del Mercado posthumanista.
En estos tiempos de la declinación de la función paterna, de los ideales, de las utopías, de la transmisión de la ley, donde el Imaginario social en el pensamiento de Castoriadis, en consonancia con el espíritu de la época, se aleja de los paradigmas que hacen a una adecuada subjetividad, en una versión Amo –donde es imposible desde la apropiación de cuerpos y almas poder discriminar entre la realidad, la ficción y la verdad–, es que nos encontramos con un Sujeto en su máximo individualismo, sin disociación, que en consonancia con el mandato de la época, debe hacerse a sí mismo en una suerte de autoengendramiento –sin Otro que no existe, según Miller–, apelando como únicos referentes precarios, por momentos patéticos, a personajes de la política, de la economía, de la cultura y de una red social abrumadora sin poder incluirse en un mundo simbólico y quedado a expensas del consumismo (no para todos), del exitismo, de la frivolidad agobiante de los medios, pero después del último like, la última escena, el último whatsapp, queda expuesto a la soledad de sí mismo.
Por último, nos referiremos al aspecto central del Ideal del Yo: la proyección del Sujeto hacia un futuro posible. El mismo en la actualidad aparece como incierto y presentificado y en la pospandemia como una de las mayores incógnitas de la historia.
En ese sentido, Michelle Bachelet y numerosos autores sostienen que debe cambiar el sistema de desigualdad social a ultranza. A su vez, el importante pensador Harari, plantea el proyecto de este posthumanismo –fiel al automatismo capitalista y desde sus sustanciales aportes científicos e informáticos– acudiría en el futuro a un mayor dominio del cerebro humano presionando sobre nuestras conductas y valores, quedando además el planeta fuera de control, aun desde la Teoría de Caos ya no aleatoria, sino donde un episodio menor puede encender una catástrofe como la que estamos padeciendo.
La impactante afirmación de Foucault de que “el hombre ha muerto” deja de ser ya una metáfora referida al sujeto actual sino que existe una muerte real a destiempo, vinculada a los carenciados, a los desamparados, a los excluidos del sistema, por la falta de necesidades básicas y de un Estado de Bienestar. En ese sentido también es que, merced a la robotización y al Biopoder, quedarán miles de millones fuera del mercado laboral.
Con esta visión es imposible no acudir a la nostalgia pero, sin embargo, la socióloga Svetlana Boym afirma en que se tiende a confundir el hogar real con un hogar imaginario.
Bauman por su parte opina que ante la falta de un movimiento universal (las concentraciones feministas, proaborto, violencia de género, últimamente el asesinato de Floyd) más allá de ser legítimas, no salpican al sistema; por el contrario, se busca generar una sensación de libertad de expresión, salvo que se ataque a la desigualdad social.
Sin un nuevo significante según Lacan, o el milagro de un cisne negro, se debe inducir al Sujeto de nuestro tiempo a pensar lo que no piensa y se pregunte –al modo kantiano– quién soy, hacia dónde voy, qué quiero ser, qué puedo hacer y, desde ahí, promover una red humana que se lie al deseo a una Retrotopía que, según Bauman, es la negación de la negación de la utopía donde la vida no constituya solo un conjunto de movimientos electrónicos y que sea fiel a su biología, a la verdad, a un Otro semejante y a un modelo llamado Existencia.
Descansar o ser libres sostenía Tucídides, filósofo griego.
Acerca del autor:
Dr. Luis Nenkies.
Psiquiatra y Psicoanalista.
Presidente del Círculo de Psicología Profunda, 1990 a 2015.
Docente en UBA, 1980 a 1992.
Jefe interino del Servicio de Salud Mental del Hospital Fernández, 1985 a 1990.
Coautor del libro Depresiones y Antidepresivos. De la neurona y de la mente, de la molécula y la mente, Editorial Panamericana, Buenos Aires, 2001.
Autor de artículos sobre la especialidad publicados en revistas nacionales y extranjeras.
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